25 Jun Metabolismo
En mi práctica, veo el metabolismo desde un punto de vista fisiológico, donde es necesario explicar sobre el “síndrome de enfermedad eutiroidea”, que recibe muy poca atención en la medicina regular. Este síndrome resulta en la desaceleración de nuestro metabolismo, y no necesariamente debido a factores extenuantes como la intubación o quemaduras graves, sino más bien, como un simple mecanismo de ahorro de energía, producido cuando no comemos adecuadamente o lo suficiente, para satisfacer nuestras necesidades metabólicas.
Hoy en día, el trastorno de salud conocido como hipotiroidismo se ha vuelto tan común que le prestamos muy poca atención cuando ocurre, y nos sucede a la mayoría de nosotros tan pronto como nuestros intestinos envejecen. Por supuesto, esto no es una coincidencia, ya que si la cantidad de nutrientes en nuestros alimentos disminuye y no hay suficientes alimentos para sostener todos nuestros procesos celulares, entonces nuestra función metabólica enlentece para que nuestro cuerpo funcione con las pequeñas cantidades de nutrientes que recibimos medio ambiente, llevando a cabo la menor cantidad de actividad celular posible.
Sin embargo, sería muy difícil para nuestro cuerpo usar la glándula tiroides para desacelerar nuestro metabolismo, especialmente cuando esta glándula no es una glándula del estrés. La glándula tiroides produce solo dos tipos de hormonas conocidas como tetrayodotironina y triyodotironina, también conocidas como T4 y T3 respectivamente. La hormona T3 activa el metabolismo, mientras que T4 es solo un reservorio para producir T3 cuando se requiere activación metabólica.
Cuando en cualquier momento de nuestras vidas ocurre un estado de hambre celular, especialmente cuando hay una falta de nutrientes apropiados, nuestros órganos absorben la hormona T3 y la cambian a una forma inversa de la hormona conocida como T3 o T3R inversa. La T3 inversa no puede activar el metabolismo, de hecho, no causa nada y su falta de acción enlentece el metabolismo. Esto a su vez es un mecanismo de defensa que obliga a nuestros cuerpos, agotados de nutrientes, a descansar evitando el uso de gastos innecesarios de energía.
Este cambio en la hormona T3 en T3R, causaría un daño mínimo si solo entendiéramos que en el proceso de envejecimiento, nuestro metabolismo está obligado a enlentecer. Sin embargo, este síndrome se activa cuando estamos en la cima de nuestra juventud, cuando tenemos aproximadamente 30 años. A esta edad es cuando la mayoría de las personas aumentan de peso o comienzan a presentar padecimientos de salud que tienden a desaparecer por un corto tiempo, solo para regresar en forma de enfermedad.
El tratamiento del metabolismo lento requiere la comprensión de que los cambios en la nutrición y el estilo de vida son fundamentales para mantener a raya este mecanismo de defensa. Por lo tanto, nuestro enfoque no es tratar la glándula tiroides, sino tratar la desnutrición mientras se crea un ambiente que causará la menor cantidad de gasto de energía en el individuo, dando como resultado una mejor calidad de vida y longevidad.
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